El duelo del escritor. Cuando ponemos el punto y final.
El duelo del escritor… qué triste suena, ¿no? Pues cuando lo
sufrimos es exactamente así, triste hasta decir basta.
Aprovechando que acabo de dar por finalizada mi primera
bilogía, quería explayarme un poco y tratar de sacar de mí todo lo que estoy
sintiendo al tener que despedirme de todo el mundo que he creado y en el que he
trabajado estos últimos meses (casi un año… ¿Quién me iba a mí a decir que
estaría yo casi un año sentada delante de un portátil escribiendo y dando vida
a “mis pequeños”?). Pero es así, todo en esta vida comienza y por lo tanto
termina, y para un escritor no es diferente.
Como he comentado, quisiera desahogarme un poco, terminar
estas novelas y tener que despedirme hasta dentro de unos meses de ella se me
está haciendo cuesta arriba. Sientes como un “no sé qué” en la boca del
estómago, como un vacío (y no, no es hambre). Es una especie de vacío
existencial, algo parecido a cuando terminas una relación con alguien. Sabes
que todo ha terminado, incluso te sientes bien en cierto sentido, porque…
bueno, porque es así y para de contar… pero no puedes evitar sentirte extraño.
Supongo que en cierta manera, es la realidad la que te da
una bofetada en la cara (con la mano abierta, para que así te duela más) y te
dice que esta etapa de tu vida ha terminado. Apaga y vámonos, si piensas que
por poner el punto y final a tu libro has terminado realmente con él… porque te
aseguro que no es así. Ya mucho antes de llegar al final sabes que no vas a
desentenderte de tu novela jamás de los jamases. Pero al lío, que me voy por
los cerros de Úbeda.
A lo que aquí vamos, que viene siendo lo que he bautizado
como el duelo del escritor, ese momento en el que estás más para allá que para
acá y no sabes muy bien qué hacer ni con tu vida ni con tu novela. Bien, pues
si estás en este punto, lo mejor es hacer caso de los más sabios ( y no hablo
de mí… ni por asomo, yo solo soy una matadilla que va dando palos de ciego en
este mundillo), hablo de los grandes escritores, como el señor Stephen King.
Pues nada, el mejor consejo que este gran señor nos puede
dar (entre otros muchos) es que una vez terminemos de escribir, demos un
respiro a nuestra novela (pensad que luego tendremos que editarla… pero de eso
hablaremos en otro momento).
Y ¿qué narices voy a hacer en ese momento de parón en el que
tengo que dejar que mi novela respire?... pues chic@, ¿qué quieres que te diga?
Tú sabrás que quieres hacer con tu vida en estas vacaciones obligatorias, que,
por cierto, te has ganado. Que escribir una novela no es moco de pavo y aunque
seas un piltrafilla como yo, es una tarea digna de elogiar y por la que
sentirse orgullos@. En mi caso te diré, que he decidido, o al menos voy a
tratar, de centrarme en este blog y en una nueva novela, así como en los micros
que voy colgando en este mismo blog. Otra cosa que he decidido, es tratar de
aprender poco a poco y hacer algún que otro curso de escritura creativa, porque
nadie nace sabiendo.
Tal vez he hablado más bien poco de lo que es el duelo del
escritor, pero es que así son las cosas. Avisé que lo que iba a hacer era
desahogarme, porque eso es lo que sientes que tienes que hacer cuando estás en
esta fase, quieres desahogarte, porque todo te supera. Son sensaciones muy
raras y contradictorias. Estás feliz por terminar algo en lo que has puesto el
alma, pero triste porque tiene un punto y final, y eso siempre nos duele.
Cerrar, apagar, dar la vuelta y seguir adelante, pasando la página del libro,
aunque en este caso, no pasamos la página, sino que cerramos el libro. Lo
guardamos en la estantería y nos desentendemos de él. Pero, sabes que no lo
harás para siempre, porque, llegado el momento, volveremos a retomarlo. Porque ambos
sabemos que hay un largo trabajo aún por hacer, debemos reescribir, darle forma
de nuevo a partes de nuestra novela que sabemos que no nos han gustado, debemos
corregir, eliminar partes y añadir otras. Pero… esto lo haremos más adelante, en
el momento en que sepamos que el duelo ha terminado. Y, ¿cuándo lo sabremos? No
tengo ni idea, pero de lo que estoy segura, es que todos sabemos cuándo ese
momento ha llegado porque algo en nuestro interior nos gritará a pleno pulmón
que estamos listos para volver a darle vida a esos personajes que han salido de
nuestras mentes, esos escenarios que hemos recreado con la tinta de nuestra
imaginación, esas historias que se han fraguado en nuestro corazón y que la
llama de nuestra alma nos ha ayudado a sacar a la luz.
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